«A menudo pienso que no existe un verdadero reproche moral hacia los corruptos. Cómo va a existir, si somos la tierra del clientelismo, el amiguismo, el enchufe y la recomendación»
Hay muchas maneras de vehicular, denuncias sociales, denuncias de apropiación indebida, denuncias de enchufismos y pelotazos… Una de ellas, efectiva y a la vez docente, es hacerlo a través de una narración englobada en el género negro… porque negro es lo contrario a transparencia, a luz y taquígrafos.
Son muchos los autores que utilizan este instrumento para aflorar todo lo indecente de nuestra sociedad; más pronto que tarde, la gran mayoría de los escritores acaban pareciéndose entre sí, con la única diferencia del nombre de sus personajes protagonistas, y el interés puede decaer.
Pero entre todos ellos, hace unos años, descubrí a M. Delbal. Autora más que clara, precisa, documentada y entretenida. Sus relatos se ajustan a la más pura realidad, sin que se presenten sobresaltos ni artificios superficiales para llevar a cabo las investigaciones pertinentes por parte de la pareja Ada Valle y Blas Pons. Ada, inspectora jefe, y Blas, inspector a sus órdenes.
Ya me sorprendió con la primera novela, de su trilogía, Muerte en el ministerio pues su lectura dejaba muy claro que llegaba a la novela “negra” una persona con la intención de no dejar títere con cabeza… confirmada esa impresión, por no decir aumentada, con En el reino de la araña. Pasos precisos, investigación efectiva, sin sobresaltos inútiles, desembocando en el puerto correspondiente.
Un matrimonio es asesinado de madrugada en su lujosa casa de las afueras de Madrid. Los primeros pasos de la investigación policial ponen de manifiesto la tormentosa relación conyugal de las víctimas y la complejidad de sus relaciones familiares, si bien las características y circunstancias que rodean la comisión del crimen hacen pensar en la labor de un asesino profesional. Los inspectores Ada Valle y Blas Pons se adentran en los círculos personales y profesionales del matrimonio, tratando de desentrañar una madeja de mentiras y ocultación, en la que se enredan intereses y pasiones de toda índole. Las indagaciones sobre el arma homicida y la conexión inesperada de los hechos descubiertos con sucesos antiguos destapan la existencia de una poderosa red de fraude y corrupción, cuya implicación en los acontecimientos deberán averiguar los inspectores para resolver los asesinatos.
Las vidas privadas de los protagonistas jalonan con sus avatares el curso de esta historia, en la que está siempre presente una visión crítica de la actualidad.
En el reino de la araña concluye el ciclo iniciado por Muerte en el Ministerio y seguido por Tiempos de crimen, una trilogía protagonizada por los inspectores Ada Valle y Blas Pons y por el comisario Ricardo Solís, cuyo relato transcurre en medio del deterioro social y político desencadenado por la profunda crisis económica, los escándalos del mundo financiero y la lacra imparable de la corrupción, que ponen el telón de fondo a cada una de las tres novelas.
M. Delbal es el seudónimo con el que firma sus novelas Marta Fernández-Cuartero Paramio, madrileña, Licenciada en Derecho y miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, que ha desarrollado su dilatada carrera profesional en el ámbito de la Administración Pública.
Es autora de las novelas de género negro policiaco publicadas por Editorial Amarante Muerte en el Ministerio (2014), Tiempos de crimen (2016) y En el reino de la araña (2019), obra esta última con la que concluye la trilogía protagonizada por los inspectores Ada Valle y Blas Pons.
Además de otras obras inherentes al ámbito de su carrera profesional, la autora ha publicado varios libros de cuentos infantiles ilustrados: El amuleto (2012), El lagoencantado (2012) y Algo va a ocurrir (2013).
M. Delbal se presenta a los lectores de Agitadoras…
P.- Para que los lectores de Agitadoras la conozcan ¿Quién es M. Delbal?
R.- En el reino de la araña, mi última novela, que pone fin a la trilogía, descubre en su solapa la identidad de la persona tras el seudónimo M. Delbal. Soy Marta Fernández-Cuartero Paramio, licenciada en derecho, miembro del Cuerpo Superior de Administradores del Estado y madrileña de primera generación. He escrito e ilustrado varios cuentos infantiles, parte de ellos publicados, y ahora soy autora de estas tres novelas negras: la ya citada, más Muerte en el ministerio y Tiempos de crimen, todas ambientadas en la España áspera y desolada de estos últimos años de crisis, desigualdad y abuso de los poderosos, cuya visión crítica no eluden los relatos.
P.- ¿Cuando, como y por qué nace la trilogía de la que En el reino de la araña es la última entrega?
R.- Cada una de las tres novelas tiene un tema de fondo: la crisis y la política de recortes; la gran estafa financiera; la corrupción. Ante esta situación de deterioro, sentí el impulso de escribir sobre ello, de contar historias humanas que sucedieran en ese escenario amargo, quizá para que en estos tiempos de memoria efímera no se nos olvide lo que sucedió, lo que perdimos. Aquél era el planteamiento inicial desencadenante de cada una de estas entregas, el tema sobre el que versarían. Pero después los relatos tomaron sus propios derroteros y son otros muchos los ambientes, las situaciones, los personajes y los elementos dramáticos que fueron apareciendo, acontecimientos y subtemas que van tomando un protagonismo igual o mayor.
P.- ¿Cuál ha sido su base documental?
R.- Aparte de mi propia experiencia vital y profesional, he acudido a varias fuentes, sobre todo en la segunda y la tercera novela. Los excelentes reportajes y artículos periodísticos publicados, las opiniones doctrinales, así como las resoluciones judiciales que han ido recayendo han sido mi base de información principal. Para Tiempos de crimen consulté además obras de carácter técnico y en el caso de En el reino de la araña hice el seguimiento durante unos dos años de más de una veintena de casos concretos de corrupción, además de viajar lejos en busca de datos sobre uno de los elementos fundamentales del caso policial que se narra en la historia. Lo demás es imaginación y fantasía, ficción literaria.
P.- ¿Considera un canal eficiente la novela "negra" para formular denuncias sociales?
R.- Precisamente el enfoque realista y de crítica socio política es uno de los rasgos característicos de la novela negra como género, elemento que le presta cierto tinte oscuro en consonancia con esa denominación, porque no se circunscribe a la narración de un crimen y la investigación policial para resolverlo, sino que también describe en tono crítico y descarnado una realidad social.
P.- ¿Sigue, o ha aumentado, la corrupción igual que cuando en el 2014 publicó la primera entrega de la trilogía Muerte en el ministerio?
R.- Son numerosos y muy sonados los casos de corrupción que han ido saliendo a la luz durante estos años. La idea de escribir En el reino de la araña es consecuencia de todo ello. Sin embargo, no me atrevo a decir si esta lacra continúa o ha aumentado. Lo que sí sucede es que muchos casos se descubren, se juzgan y se castigan. ¿Son todos? No lo sabemos.
P.- Pienso que si no hubiese tanta "mordida monetaria" todas las obras serían más baratas, incluidas las viviendas... ¿está de acuerdo?
R.- Lo considero muy probable. Parece evidente que el enriquecimiento criminal se obtiene a base de inflar abusivamente los costes.
P.- En la página 181 de Muerte en el ministerio hay una frase tremenda "Los que puedan se irán de aquí, llevándose consigo la semilla del futuro" ¿Queda algo por robar, por desmontar...todo el que viene a la política y a otros puestos claves, viene a enriquecerse?
R.- Creo que esa frase se refiere fundamentalmente a la falta de oportunidades para las personas, sobre todo para los jóvenes, que no encuentran las condiciones mínimas para forjar un proyecto de vida y tienen que marcharse para buscarlas fuera de nuestro país. En cuanto a su pregunta, no soy tan pesimista. El mal obrar y las fechorías hacen mucho ruido, y tapan la labor de las muchas personas honradas que existen, estoy convencida, también en los puestos clave y en la política. Lo que hay que tratar de evitar es que esas conductas execrables se adueñen del sistema corrompiéndolo por completo.
P.- ¿Cuáles son sus referentes en la novela negra?
R.- Muchos, porque en cada autor encuentro algo admirable, desde Conan Doyle y su Sherlock Holmes lúcido y excéntrico, hasta la Miss Marple de Agatha Christie, que halla en la naturaleza humana la explicación de muchos misterios. Me encanta “El chino” de Henning Mankel, las novelas de Lorenzo Silva, las de P. D. James, algunas de Donna Leon o de Camilleri y las últimas de Petros Márkaris. La lista sería muy larga.
P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- En español acabo de empezar La canción de la llanura, de Kent Haruf. En inglés, estoy leyendo –o intentando leer— Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer En el reino de la araña?
R.- No se me da bien vender, pero sí me gustaría que leyeran mi novela. Creo que muchos lectores pueden encontrar elementos de interés en sus distintas líneas argumentales: bien en el crimen y su investigación, esencia de la novela negra criminal; bien en el trasfondo de la realidad socio política que describe, para quienes vivan atentos al transcurso de la actualidad; o bien en el elemento humano, en los protagonistas y en los personajes de toda índole que la novela dibuja.
P.- Sus planes a medio y corto plazo ¿son?
R.- Como escritora soy muy poco planificadora. Las historias surgen y se desarrollan sin sujeción a esquemas previos, como aventuras que yo misma vivo sin saber qué va a ocurrir en la página siguiente. Desde que empecé a urdir Muerte en el ministerio en 2012, no he dejado de escribir. Cuando se publica una novela, llevo ya tiempo trabajando en la siguiente. Sigo haciéndolo, aunque no tengo idea sobre si saldrá algo de todo ello.
